26 jun 2013

VIVIR SINTIÉNDOSE VIVIDO

Qué alegría, vivir 
sintiéndose vivido. 
Rendirse 
a la gran certidumbre, oscuramente, 
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos, 
me está viviendo. 
Que cuando los espejos, los espías, 
azogues, almas cortas, aseguran 
que estoy aquí, yo, inmóvil, 
con los ojos cerrados y los labios, 
negándome al amor 
de la luz, de la flor y de los nombres, 
la verdad trasvisible es que camino 
sin mis pasos, con otros, 
allá lejos, y allí 
estoy besando flores, luces, hablo. 
Que hay otro ser por el que miro el mundo 
porque me está queriendo con sus ojos. 
Que hay otra voz con la que digo cosas 
no sospechadas por mi gran silencio; 
y es que también me quiere con su voz. 
La vida —¡qué transporte ya!—, ignorancia 
de lo que son mis actos, que ella hace, 
en que ella vive, doble, suya y mía. 
Y cuando ella me hable 
de un cielo oscuro, de un paisaje blanco, 
recordaré 
estrellas que no vi, que ella miraba, 
y nieve que nevaba allá en su cielo. 
Con la extraña delicia de acordarse 
de haber tocado lo que no toqué 
sino con esas manos que no alcanzo 
a coger con las mías, tan distantes. 
Y todo enajenado podrá el cuerpo 
descansar quieto, muerto ya. Morirse 
en la alta confianza 
de que este vivir mío no era sólo 
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive 
otro ser por detrás de la no muerte.


Pedro Salinas,
La voz a ti debida (1933)

Pedro SALINAS (Madrid, 1891-Boston, 1951). Miembro del grupo poético del 27. Hombre de amplísima cultura, fue catedrático de universidad en Murcia y Sevilla. Con la Guerra Civil se exilió e impartió clases en diversas universidades americanas hasta su muerte.

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